Jesús murió por ti y por mi, para darnos luz en medio de la oscuridad, liberar nuestras culpas y salvarnos del pecado, por eso, en este día reflexiona y realiza esta oración .
En la Palabra encontramos el acto de amor más grande de Dios por la humanidad. En Jesús, vemos a ese cordero, quien en su infinito amor, murió por ti y por mi, para darnos nueva vida y salvarnos del pecado.
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Jesús te acompaña en medio del dolor
Cuando era la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la mitad. Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró. Lucas 23 :44-46
Por su cruz y sus heridas nuestras culpas han sido libradas y aún estando en la cruz, no hizo más que sentir compasión por ti y por mi al decir: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”.
Amado Jesús, gracias por dar luz a nuestra vida, gracias porque aún en nuestra pequeñez nos amaste tanto que moriste y diste tu vida por nosotros.
Hoy, mientras medito quiero agradecerte por tu infinito amor; pues, con tu sufrimiento y muerte me diste la salvación.
Con tu muerte has cargado con mis culpas, mis miedos y mis angustias y me has dado luz, paz y libertad.
Gracias Jesucristo por llamarme mujer victoriosa en ti, gracias por liberar mi corazón del pecado y de todo mal.
En mi humilde miseria te entrego todo cuanto soy, te agradezco por darme vida eterna, por obtener a través de tu cruz, gracia para mi.
Mi amado Jesús, redentor del mundo, perdona todas mis culpas y mis debilidades. Nada soy sin ti Señor.
En este día te pido que ilumines mis pasos, me guíes conforme a tu voluntad y me llenes de sabiduría para servirte y saber llegar a ti.
Amén.
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