Por: Jennifer Martínez
Estoy segura que no soy la única que últimamente ha sentido esta sensación, de que en su vida todo brillaba y de repente… Todo se tornó oscuro, sobrio y triste!
Estos últimos dos meses mi vida cambió 180º. Terminé una relación de compromiso, toda mi familia y yo vivimos esta terrible experiencia llamada COVID y perdí en la batalla a una de las mujeres más importantes de mi vida (abuelita).
Cuando estamos en un lugar iluminado, sentimos calidez, podemos ver lo que nos rodea y nos sentimos seguras, corremos libremente, podemos ver que estamos acompañadas, que no hay nada que nos quite nuestra paz.
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Pero qué pasa cuándo se va la luz? Cuando era niña lo primero que gritaba era “mamá”, por qué era una palabra que trae seguridad a mi vida, ahora que estoy más grande lo primero que hago es activar una alerta de supervivencia. Por qué no puedo ver nada, todo está oscuro, no puedo ver si hay alguien más a mi lado, comienzo a sentir miedo, escalofríos y lo último en lo que pienso es en querer dar un paso.
Creo que estos últimos meses me sentí más identificada con Pedro como nunca, y sé que sabes la historia de Pedro y la barca, pero quiero ir un paso más allá. Estoy segura que Pedro conocía a Jesús más que tú y que yo , convive con él, aprendía de él, pasó momentos que cambiaron su vida y sus ojos vieron su gloria, su espíritu sintió la presencia de Dios a través de él, era obvio que él sabía quién era Jesús, él creía en él firmemente y dedicó su vida a seguirlo.
Al llegar la noche, estaba allí él solo, 24 mientras la barca ya iba bastante lejos de tierra firme. Las olas azotaban la barca, porque tenían el viento en contra. 25 A la madrugada, Jesús fue hacia ellos caminando sobre el agua. 26 Cuando los discípulos lo vieron andar sobre el agua, se asustaron, y gritaron llenos de miedo:
—¡Es un fantasma!
27 Pero Jesús les habló, diciéndoles:
—¡Calma! ¡Soy yo: no tengan miedo!
Me encanta cuando Jesús les dice ¡Calma, soy yo, no tengan miedo! ¡WOW! Claro que aún así Pedro dijo:
—Señor, si eres tú, ordena que yo vaya hasta ti sobre el agua.
Osea diciendo, si eres tú… Pero muestra tu buena voluntad, si eres tú ayúdame, si eres tú salvaje, si eres tú cambia mi situación. ¿Creías en él? Obviamente, pero en medio de una tormenta, olas gigantes y oscuridad claro que yo también hubiera dudado.
Humanamente ninguna de nosotras, aún teniendo este contexto, hubiéramos sido tan valientes como para caminar en medio de la nada y dar un paso en la oscuridad.
Y en este tiempo lo entendí, no sé qué situación estés viviendo, no sé si el COVID ataco a tu familia, si perdiste a alguien, si tomaste una decisión que cambió tu vida, si no tienes esperanza, si estás dudando y te sientes sola, si tienes ataques de ansiedad, si no sabes qué hacer con tu vida, o si simplemente no puedes más.
Para conocer más sobre lo que Dios tiene preparado para ti ve el siguiente video:
Pero quiero decirte que es normal sentirse así, está bien estar cansada, llorar, gritar, enojarte con la vida, está bien tomar decisiones que te hacen crecer, está bien llorar una pérdida, esta bien confundirse y decir : Dios si yo he hecho, dicho, creído, he entregado mi vida para ti ¿Por que a mi? ¿Por qué estoy en este hoyo tan profundo, por qué mi familia está pasando por este momento? ¿Por qué perdí a esa persona tan importante?, ¿Por qué mi vida ha cambiado así? ¡Está bien que llegues a ese punto! Pero te digo algo, cuando llegas a lo más profundo y tocas fondo, solo queda una cosa. Subir e ir hacia la luz.
Dios nos dijo: En el mundo tendrán aflicciones (hace referencia a un profundo sentimiento de tristeza, pena, dolor o sufrimiento.) Así es! Las viviremos, momentos dolorosos, tristes, de sufrimiento, dudas, perdidas, incertidumbre y temor. Y yo puedo decirte con toda la vulnerabilidad de mi vida, que tuve miedo, dolor, tristeza, duda, incertidumbre, ansiedad llegue a experimentar sentimientos oscuros y llenos de mucho, mucho dolor.
Pero sabes algo… aún en ese momento tan oscuro y bajo; sabía que mi fe era la única que me haría salir a la luz.
No se trata de cuanto ores, ni cuantas veces leas la biblia o si diezmar o no; lo importante es que realmente reconozcas a Jesús y estés dispuesta a morir a ti, a vivir esas aflicciones, a tomar tus ideas, tus sentimientos y emociones y seguir creyendo que Dios es bueno, que es fiel, que es y será por siempre.
Es fácil decir que Dios es bueno y existe cuando vives brillante y tu vida marcha bien, pero cuando estás en el hoyo más profundo? ¿Cuántas veces lo dices? Más importante ¿Cuántas veces lo crees?
Amiga, que tu fe vaya más allá de tu razón, ahorita nada tiene sentido, el mundo no tiene sentido, tus situación y tu salud quizá estén en lo opuesto de la palabra bondad, pero Dios sigue siendo tu Dios, sigue siendo tu padre y sigue existiendo y amándote.
Es fácil creer cuando todo se ve claro, pero qué pasa cuando estás en medio de un huracán y tu fe es lo único que te hará salir de él. Creer es una decisión que va más allá de emociones y sentimientos, va más allá de despertar feliz y emocionado; creer es saber qué hay esperanza aún cuando estés en el hoyo más oscuro.
Te comparto una de las canciones que ha traído mucha paz a mi vida.
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