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Tengo muchos miedos. ¿Qué puedo hacer?

No estás sola. No existe una persona en el mundo que no le tenga miedo a algo o a alguien.

Hilda, había pasado unos meses muy difíciles. Después de 25 años de matrimonio, perdió a su amado esposo.  Desde el momento que lo perdió, la vida no fue nada fácil.  Sus hijos la animaban para que buscaran un trabajo y así no se quede en la casa triste y llorando casi a diario.

La idea de salir a trabajar le fascinaba, pero tenía mucho miedo que no le dieran trabajo.  Después de todo, se quedó en casa por más de dos décadas criando a sus hijos, cuidando de su esposo, y de su hogar.

Debido al ánimo de sus hijos, familiares, y amigos decidió registrar una solicitud de empleo a más de 20 compañías.  Solamente una la llamo para una entrevista.  Una compañía que necesitaba una asistente para el Jefe.  Al enterarse de la entrevista, deicidio que no acudiría a tal.

Ella pensaba; ¿Qué les voy a decir?  ¿Por qué contratarían a una persona sin experiencia? Aunque por años había usado la computadora y sabía escribir muy bien, talentos que había usado para que sus hijos sobresalieran en sus estudios, seguía pensando negativamente.

Cuando compartió con sus hijos que no iría a la entrevista, ellos le dijeron que de ninguna manera ella debería faltar a tal.

Por amor, y respeto a sus hijos, se presentó a la entrevista.  Al llegar al estacionamiento todavía pensó en irse, pero no lo hizo. Los miedos que la atacaban eran tan fuertes, que sus piernas le temblaban y las manos le sudaban.

Así como Hilda, yo también paso por ocasiones donde los miedos me atacan.

Te cuento que a mí me ayudó mucho aprender que el miedo siempre me pide que crea en algo que todavía no ha sucedido.  Lo que más me ayudo es aprender que el miedo me pide lo mismo que la fe. Déjame te explico. La fe también nos pide que creamos en algo que todavía no ha sucedido.

La diferencia es: el miedo nos pide que creamos que algo malo o algo negativo va a pasar.  La fe nos pide que creamos que algo bueno o algo positivo es lo que va a pasar.

El tener este conocimiento me ayuda a que cada vez que un miedo se asome a mi mente, yo trato, una y otra vez, de ser lo suficientemente sabia para levantar mi escudo de fe y aplastar ese miedo que quiere ganar la batalla en mi mente.  Recuerda, esta es siempre una batalla mental.  Toda acción es resultado de un pensamiento.  O sea, si tú vences en la batalla mental al usar tu escudo de fe para destruir ese miedo que te ataca, entonces tomaras acciones que reflejen una mente positiva.  Una mente que está creyendo en que lo mejor está por pasar.

El miedo quiere vencer, pero la Mujer Victoriosa sabe que lucha desde un lugar de victoria y usa todas sus fuerzas para valientemente levantar ese escudo de fe.  Es con su escudo de fe que aplasta cada uno de sus miedos. Es ese escudo de fe que nos ayuda a ganar cada una de las batallas contra el miedo.  Es con el escudo de fe, que podemos decir “El veredicto: ¡Ya Gane!

Aquí lo que paso con Hilda.  Estuvo esperando en la sala de espera de la compañía más de 30 minutos.  Por su mente seguían pasando los miedos, cuando de repente vio un cuadro con las siguientes palabras, “Tal vez, TÚ no puedas. Pero tu Dios si lo puede todo.” Esas palabras fueron suficientes para que ella clamara con todo su ser esa fe que ella por años había gozado en muchísimas circunstancias.  Esa fe que les enseño a sus hijos para que siempre confiaran en que Dios solo tiene planes perfectos para sus vidas.  Al levantar su escudo de fe, cambio su actitud de una mujer asustada a una mujer que sabía que ere una Mujer Victoriosa.

Decidió orar, y le dijo a Dios, “gracias porque si este trabajo es para mí, pues ya es mío. Si yo puedo ser de bendición para este jefe, gracias por darme el trabajo.”  Cuando de repente vio salir a una mujer súper apenada por la tardanza y se presentó como la jefa. Si, era la jefa de más de 150 empleados, quien acababa de hablar con su esposo por teléfono y peleado porque ella se olvidó que era su turno de llevar a uno de sus hijos a una cita.  Hilda le explico que ella sabía muy bien lo difícil que era tratar de mantener un calendario organizado.  Las mujeres pasaron hablando más de dos horas.  Después de conocer un poquito de la vida de Hilda, de sus experiencias, y de sus ganas de trabajar, la jefa la contrato ese mismo día.

Para hacerte la historia corta.  Hilda lleva trabajando como la mano derecha de esa jefa, la CEO de una gran compañía, ya más de 10 años.  Desde que Hilda empezó a trabajar para ella, la jefa nunca se volvió a olvidar una cita con su esposo, hijos, colegas, familiares, ni amigos.  ¿Por qué?  Porque Hilda es una súper asistente.  Su experiencia como esposa, madre, e ingeniera de su hogar – o sea la que se encarga que todo en el hogar vaya súper bien- fue experiencia que le ha permitido ayudar a que su jefa brille en su vida diaria.

La próxima vez que tengas miedo de algo o de alguien, acuérdate de Hilda y usa cada onza de tu ser para levantar tu escudo de fe.

 

Mujer Victoriosa, no olvides: El veredicto: ¡Ya Ganaste!

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