Lidia: la mujer que abrió su casa a la obra de Dios

(Hechos 16:11-15, 40)

En el libro de los Hechos encontramos a una mujer que, aunque se menciona brevemente, dejó una huella enorme en la historia de la iglesia primitiva: Lidia

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Ella no solo fue la primera persona en convertirse al cristianismo en Europa, sino que también abrió las puertas de su hogar para que allí naciera una comunidad de fe. Su ejemplo nos recuerda el poder de la hospitalidad y la disposición de usar lo que tenemos para la obra de Dios.

¿Quién era Lidia?

  • Lidia era una comerciante de púrpura, un producto de lujo en su tiempo, lo que indica que era una mujer trabajadora y probablemente con buena posición económica.
  • Era originaria de Tiatira, pero vivía en Filipos, una ciudad importante del imperio romano.
  • La Biblia dice que era “temerosa de Dios” (Hechos 16:14), lo que significa que buscaba al Señor aun antes de conocer el evangelio de Jesús.

Su encuentro con la fe

Pablo y sus compañeros llegaron a Filipos y fueron a un lugar de oración junto al río. Allí conocieron a Lidia. La Escritura dice:

“El Señor le abrió el corazón para que recibiera el mensaje de Pablo” (Hechos 16:14).

Lidia creyó en Jesús y fue bautizada junto con toda su familia. Pero su historia no terminó ahí. Inmediatamente abrió su casa y dijo:

“Si ustedes me consideran creyente en el Señor, vengan a hospedarse en mi casa” (Hechos 16:15).

De esa manera, su hogar se convirtió en el centro de la primera iglesia en Europa.

Lecciones de Lidia para nosotras hoy

  1. Una mujer de fe abre su corazón primero a Dios.
    Antes de usar sus recursos, Lidia permitió que el Señor transformara su vida. Todo comienza con un corazón dispuesto.
  2. Tu casa puede ser un lugar de bendición.
    Lidia entendió que su hogar no solo era suyo, sino que podía convertirse en espacio para el Reino. Hoy, tu casa puede ser refugio de oración, aliento y amor para quienes te rodean.
  3. La hospitalidad es un ministerio poderoso.
    Abrir la puerta a otros, compartir lo que tienes y recibir con amor son formas sencillas pero profundas de servir a Dios.
  4. La fe impacta a toda la familia.
    Lidia no se quedó sola en su decisión: su familia entera fue bautizada con ella. Una mujer de fe puede influir en generaciones.

Así como Lidia, podemos preguntarnos:

  • ¿Estoy usando mi hogar y mis recursos para honrar a Dios?
  • ¿De qué manera puedo practicar la hospitalidad en mi vida diaria?
  • ¿Cómo puedo ser un canal de bendición para mi familia y mi comunidad?
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Lidia nos recuerda que no importa qué tan breve sea nuestra aparición en la historia bíblica, nuestro impacto puede ser eterno. Ella abrió su corazón al evangelio y luego abrió su hogar a la obra de Dios. 

Hoy, como mujeres victoriosas, podemos seguir su ejemplo: una fe activa que transforma vidas, familias y comunidades.

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