Ser madre es una bendición incomparable. Desde el momento en que un hijo llega a tu vida, tu corazón late con un amor que no conocías.
Sin embargo, muchas veces en ese proceso de darlo todo por la familia, las mamás se olvidan de algo esencial: cuidarse a sí mismas.

El corazón de una madre
La Biblia nos muestra a mujeres que fueron madres amorosas, pero también mujeres que necesitaban fuerzas renovadas para continuar. Una madre cansada, sin descanso ni cuidado propio, puede sentirse vacía y sin ánimo.
Por eso, es importante recordar que Dios también quiere cuidar tu corazón y tu bienestar.

No es egoísmo, es fortaleza
Muchas mamás sienten culpa al pensar en tomarse un tiempo para ellas mismas. Pero descansar, leer la Palabra, orar en silencio o simplemente hacer algo que te dé paz, no es egoísmo: es una manera de fortalecerte para seguir amando y sirviendo a tu familia con alegría.

Jesús como ejemplo de descanso
Incluso Jesús, en medio de su ministerio, buscaba momentos de soledad para orar y renovarse (Lucas 5:16). Si Él lo hizo, cuánto más lo necesitamos nosotras.
Como madre, recuerda que cuando te cuidas, también le enseñas a tus hijos el valor del equilibrio y la importancia de depender de Dios.

Una invitación para ti
Hoy quiero recordarte, mamá: no te olvides de ti. Permítete ser cuidada por Dios, buscar momentos de paz y pedir ayuda cuando lo necesites. Tu valor no solo está en lo que das, sino en quién eres: una hija amada del Señor.