La vida de una mujer suele estar llena de múltiples responsabilidades: trabajo, familia, estudios, compromisos sociales y ministeriales. Entre tantas tareas, puede parecer difícil encontrar tiempo para Dios.

Sin embargo, la buena noticia es que no se trata solo de separar “un momento” para Él, sino de invitarlo a estar presente en cada aspecto de nuestra rutina.
Cuando aprendemos a caminar con Dios en lo cotidiano, descubrimos que nuestra fe no se limita a un devocional matutino, sino que se convierte en una relación constante y viva.
Comienza tu día entregándole tus cargas
Antes de revisar tu teléfono o correr con tus pendientes, dedica unos minutos en oración. No importa si es breve, lo importante es poner tu corazón en las manos de Dios.
Puedes decir: “Señor, este día es tuyo, guíame en cada decisión”.
Versículo clave: “Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará” (Salmo 37:5).

Llena tu entorno con Su Palabra
Mientras haces tus actividades diarias, escucha alabanzas o podcasts cristianos. Deja que la Palabra de Dios te acompañe mientras cocinas, manejas o haces ejercicio.
Esto transforma incluso las tareas más rutinarias en momentos de comunión.

Haz pausas de gratitud
En medio de tu jornada, respira profundo y agradece a Dios por lo que estás viviendo. Un corazón agradecido cambia la perspectiva y nos recuerda que no estamos solas.
Tip práctico: coloca alarmas en tu celular que digan “Pausa de gratitud” para recordarte levantar una oración breve durante el día.

Invita a Dios a tus decisiones pequeñas
No esperes a buscar a Dios solo en los grandes problemas. Pregúntale también en lo cotidiano: “¿Qué debo responder?”, “¿Cómo debo tratar a esta persona?”, “¿Qué es lo mejor en este momento?”. Su guía trae paz y dirección.

Termina el día en Su presencia
Así como empezaste tu día con oración, ciérralo agradeciendo a Dios por sus cuidados. Haz un breve repaso de tu jornada y reconoce dónde viste Su mano obrando.
Versículo clave: “En paz me acostaré y dormiré, porque solo tú, Señor, me harás vivir confiado” (Salmo 4:8).
Un mensaje para tu corazón
No importa cuán ocupada estés, Dios quiere ser parte de tu vida en cada instante. Al invitarlo a tus rutinas, descubres que su paz llena tus días, su fuerza te sostiene en las cargas y su amor transforma lo ordinario en extraordinario.
Oración:
“Señor, enséñame a buscarte en lo cotidiano. Que mis rutinas no me alejen de Ti, sino que sean la oportunidad para caminar a tu lado en todo momento. Amén.”