La vida está llena de temporadas de alegría, pero también de pruebas que nos ponen a prueba física, emocional y espiritualmente. Es en esos momentos de incertidumbre, dolor o pérdida cuando nuestra fe puede verse sacudida.

Si estás atravesando un momento difícil, recuerda que no estás sola. Aquí te compartimos algunas maneras de fortalecer tu fe cuando las circunstancias parecen abrumadoras:
Permanece cerca de la Palabra de Dios
En tiempos de prueba, nuestra mente puede llenarse de dudas y temores. Leer y meditar en la Palabra de Dios renueva nuestra esperanza.
Pasajes como Isaías 41:10, donde el Señor promete estar con nosotros y sostenernos, nos recuerdan que no caminamos solas. Dedicar tiempo diario a la lectura de la Biblia nos da paz y dirección..

Busca la oración como tu refugio
Hablar con Dios, incluso cuando no encontramos las palabras correctas, nos conecta con su paz. La oración no necesita ser perfecta, solo sincera.
Puedes llorar, preguntar, agradecer o simplemente guardar silencio en su presencia. Él escucha cada suspiro y fortalece tu espíritu.

Rodéate de comunidad
En momentos difíciles, es fácil aislarnos. Sin embargo, la Biblia nos recuerda que somos parte del cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:27) y que necesitamos de otros para apoyarnos y animarnos.
Busca mujeres de fe, amigas, grupos de oración o tu iglesia local para que te acompañen en oración y te den palabras de aliento.

Recuerda las promesas de Dios
Dios ha prometido que todo lo que vivimos puede obrar para nuestro bien (Romanos 8:28). Cuando las pruebas se sienten interminables, aférrate a esas promesas.
Mantén un diario de gratitud donde anotes cómo Dios ha sido fiel antes; esto te recordará que Él también será fiel ahora.

Descansa en su soberanía
Aunque no siempre entendemos el “por qué” de nuestras pruebas, podemos confiar en que Dios está obrando un propósito más grande. Descansar en su plan nos ayuda a soltar el control y encontrar paz en medio de la tormenta.
Fortalecer nuestra fe en tiempos difíciles no significa que no sentiremos dolor, dudas o cansancio. Significa que, a pesar de todo, elegimos confiar en que Dios es nuestro refugio y fortaleza (Salmo 46:1).
Permite que estas temporadas se conviertan en oportunidades para acercarte más a Él y experimentar su amor de una manera más profunda.
