Dos palabras que transforman tu vida cuando las entiendes desde el corazón de Dios.

Muchas veces escuchamos hablar de gracia y fe, pero ¿sabemos realmente lo que significan en nuestra vida como mujeres cristianas?
Estas dos palabras no son solo conceptos bíblicos, son regalos del cielo que nos sostienen y nos transforman cada día.

La gracia es el favor inmerecido de Dios

Es ese amor que no se gana, que no se compra, que no depende de lo que hacemos sino de quién es Él.
Es lo que permite que, aun con nuestros errores, podamos acercarnos a Dios sin miedo, porque su misericordia es más grande que nuestra culpa.

Gracias a la gracia, hoy podemos vivir libres del pasado, con esperanza en el presente y confianza en el futuro.
La gracia no justifica el pecado, pero sí nos recuerda que no estamos definidas por él, sino por el perdón y la redención de Cristo.

La fe es la certeza de que Dios está obrando

Es confiar cuando no hay evidencia, es seguir creyendo cuando no hay respuesta, es caminar sabiendo que no estamos solas, porque su Palabra es fiel.

La fe es lo que nos mueve a orar, a esperar, a adorar en medio de la tormenta.
Es lo que sostiene a una Mujer Victoriosa cuando todo parece perdido, porque sabe que su Padre celestial sigue teniendo el control.

Cuando juntas la gracia y la fe, se abre la puerta a una vida en libertad, en victoria y en paz.

Porque por gracia somos salvas por medio de la fe (Efesios 2:8), y eso nos recuerda que no es por mérito, sino por amor.

Hoy te invito a que abraces la gracia de Dios y camines con fe. No te condenes por tu pasado, no dudes de tu propósito.

Dios ya te dio lo que necesitas: Su gracia para levantarte y su fe para avanzar.