Hay días en los que te sientes cansada, herida o desgastada, y es en esos momentos cuando más necesitas escuchar este recordatorio: permite que Dios renueve tu corazón. Él es experto en restaurar lo que se quebró, fortalecer lo debilitado y avivar lo que parecía apagado. Con Dios, siempre hay lugar para lo nuevo.

Dios sana heridas que has llevado en silencio
Hay emociones que nunca dijiste, dolores que se quedaron guardados y situaciones que te marcaron. Pero Dios ve más allá de lo que muestras. Su amor entra donde nadie más puede entrar y sana lo que ni tú misma sabías cómo expresar.

La renovación empieza cuando sueltas lo que no te deja avanzar
A veces cargas cosas que no te corresponden: culpas, miedos, recuerdos, expectativas ajenas… y mientras tus manos estén ocupadas, Dios no puede llenarlas de lo nuevo. La renovación comienza cuando decides dejar ir.

El amor de Dios transforma tu manera de vivir
Cuando permites que Dios renueve tu corazón, cambia tu forma de ver la vida, de amar, de perdonar, de creer y hasta de soñar. Su amor ordena tus prioridades y te da fuerzas para seguir adelante con esperanza.

Este es tu momento para comenzar de nuevo: permite que Dios renueve tu corazón. Él quiere sanar, restaurar y llenar tu vida de un propósito que nada ni nadie podrá quitarte.

