La sabiduría de Jesús sigue transformando corazones a través de historias que tocan el alma.

Cuando Jesús estuvo en la tierra, usó parábolas para explicar verdades profundas del Reino de Dios. Eran relatos sencillos, cotidianos, pero llenos de poder espiritual.
Hoy, esas mismas parábolas siguen hablándonos al corazón, enseñándonos a vivir con fe, amor y esperanza.

Jesús conocía la naturaleza humana, y por eso sus palabras siguen siendo tan actuales. En cada parábola, encontramos una lección para nuestro caminar con Dios, para nuestras relaciones y para los momentos en que sentimos que la fe se tambalea.

La parábola del hijo pródigo nos recuerda que nunca es tarde para volver a los brazos del Padre.
Que, aunque hayamos fallado, Dios siempre nos espera con amor, con gracia y con restauración.

La parábola del buen samaritano nos impulsa a amar sin barreras, a actuar con compasión incluso por quienes son diferentes a nosotras. Nos invita a ver a Cristo en el rostro del necesitado.

La parábola de la semilla que crece en buena tierra nos enseña que el corazón dispuesto a obedecer la Palabra dará fruto. Que Dios no busca perfección, sino disposición.
Que cuando sembramos fe, cosechamos esperanza.

Cada parábola de Jesús es una invitación a confiar, a amar más, a servir mejor. Son un reflejo de su carácter, y una guía para quienes queremos seguir sus pasos con integridad.

Como Mujeres Victoriosas, sigamos buscando entender y vivir estas enseñanzas. Que cada parábola no sea solo una historia que conocemos, sino una verdad que abrazamos en nuestro día a día.

Jesús sigue hablando a través de sus parábolas. ¿Estás escuchando lo que quiere decirte hoy?