Vivimos en un mundo que constantemente nos pone etiquetas: “no eres suficiente”, “te falta”, “deberías ser más…”. Muchas veces esas palabras lastiman y llegan a condicionar nuestra autoestima.
Pero la verdad es que nuestro valor no depende de la opinión de las personas, sino de lo que Dios dice de nosotras.
La identidad que viene de Dios
La Biblia nos recuerda que somos “escogidas, reales sacerdotes, nación santa, pueblo adquirido por Dios” (1 Pedro 2:9). Eso significa que nuestro valor no está en nuestro aspecto, en lo que hacemos o en lo que otros piensan de nosotras, sino en lo que somos en Cristo.
Cómo vencer las voces externas
- Reconoce las mentiras: identifica aquellas frases o pensamientos que intentan disminuir tu valor.
- Llénate de la Palabra: reemplaza cada mentira con la verdad de Dios.
- Rodéate de fe: busca personas que te edifiquen, no que te destruyan.
- Declara tu identidad: cada día recuerda en oración quién eres en Dios.
El cambio empieza en tu mente
Guardar tus pensamientos y enfocarlos en lo que Dios dice es la clave para vivir en libertad. Cuando entiendes que eres amada, escogida y preciosa para Él, las palabras de los demás ya no tienen poder para definirte.
Mensaje para tu corazón
Mujer victoriosa, tu valor es incalculable porque fue Jesús quien lo pagó con su vida. La próxima vez que alguien intente rebajarte, recuerda: no vales por lo que opinan de ti, sino por lo que Dios ya declaró sobre ti.
