Hay días en los que el alma se siente cansada, en los que las fuerzas parecen agotarse y el corazón simplemente necesita un descanso.
Momentos en los que todo parece demasiado y la fe se pone a prueba. Pero incluso en medio de ese cansancio, hay una verdad poderosa: Dios nunca deja de renovar a quien confía en Él.
Él no te pide que siempre seas fuerte, solo que te acerques a Él tal como estás. Porque cuando tus fuerzas se acaban, las suyas comienzan. Cuando sientes que no puedes más, Él te sostiene con Su amor.
En esos días difíciles, recuerda que no estás sola. Dios ve tus lágrimas, escucha tus oraciones en silencio y comprende lo que tu corazón no puede poner en palabras. Él es tu refugio, tu descanso y tu fuente de paz.

El Salmo 23:3 nos recuerda:
“Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.”
No tienes que entenderlo todo, solo confía. Porque lo que hoy parece un valle oscuro, mañana será testimonio de la fidelidad de Dios.
Y cuando mires atrás, te darás cuenta de que cada momento de debilidad fue el espacio donde Su gracia se hizo más fuerte en ti.

Así que, mujer victoriosa, si hoy tu corazón se siente cansado, descansa en los brazos de tu Padre celestial. Él te renovará, te levantará y te recordará que todavía hay propósito, esperanza y promesas que se cumplirán en tu vida.
